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26 de Mayo de 2000

Te quiero, y otros virus

Conviene empezar este artículo asegurando que, la verdad, el virus "I love you" no es para tanto. He de reconocer que me encontré una tanto sorprendido cuando, un jueves al mediodía, comprobé que un virus provocaba tanta hetacombe en los noticiosos. Y más cuando comprobé la elevada ignorancia que manifestaban en sus reportajes.

A la hora de estudiar cualquier virus, se pueden dividir sus características en tres apartados: modo de contagio, capacidad de autoprotección y consecuencias para el infectado. Los informativos, como ya ocurrió con "Melissa", sólo tomaron nota del primero, cuando el que realmente debe preocupar es el tercero. Porque, vamos a ver, ¿a mi que más me da estar infectado por 80 virus "I love you" si éstos no le hacen nada a mi ordenador? Puede resultar algo molesto, pero poco más.

Dos días después logré enterarme qué daño cometía este nuevo virus en los ordenadores que infectaba. Eliminaba del disco duro ficheros gráficos y de sonido. Canciones y fotos. Todavía estoy preguntandome cómo un virus así es capaz de "paralizar miles de empresas e instituciones gubernamentales", según nos decían los alarmados periodistas.

Sin embargo, recuerdo cuando el año pasado apareció un virus llamado "CIH". Supongo que no les suena el nombre. Es normal, puesto que no apareció en ninguna televisión. Sin embargo, este virus es el primero capaz de dejar inutilizado un ordenador. No me refiero a que borre datos vitales, ni nada de eso. Es capaz, en algunos ordenadores, de dejarlos completamente inoperantes, no dejando más remedio al usuario que llevarlo a un taller o incluso, tener que tirarlo a la basura y comprarse otro.

Tampoco se ha informado adecuadamente de la verdadera razón del rápido contagio del virus. Y ésta no es otra que el monopolio de Microsoft a lo largo y ancho del mundo. El virus no puede ejecutarse en ningún ordenador que no tenga el sistema operativo Windows y no puede contagiarse si el usuario utiliza un gestor de correo que no sea Outlook. Estos programas tienen unos cuantos agujeros de seguridad, que no serían tan graves si no fueran los que utiliza un porcentaje enorme de los usuarios de ordenadores personales. Microsoft ha prometido un parche para Outlook que impide el contagio de virus como el "I love you", pero no está disponible en el momento de escribir este artículo.

También se ha resaltado que los antivirus son la mejor manera de protegerse de estos ataques. Sin embargo, en el momento en que el virus que aparece es nuevo, los antivirus sirven de bien poco. Tienen unos servicios técnicos cuya velocidad de reacción es irreprochable - especialmente la compañía española Panda - pero sus curas siempre llegan después de la propagación del virus. Realmente, en muchos casos, la solución es la prevención. Y ésta sólo puede venir por la vía de la educación del usuario.

Un buen informático jamás se puede haber visto afectado por este virus, puesto que es fácilmente reconocible a primera vista como tal. Y dada la difusión informativa generado por el "I love you" es de esperar que aparezcan en la red innumerables clones - de hecho ya hay unos cuantos -, seguramente más difíciles de detectar y mucho más dañinos. Así pues, ¿cómo es que nosotros, reyes de la tecla, sabemos más que nadie qué ficheros son virus?

Los virus vienen en ficheros adjuntos. Todos ellos tienen un nombre, y dicho nombre puede separarse en dos partes: lo que es el nombre propiamente dicho y la extensión. La extensión indica el tipo de archivo al que nos estamos enfrentando. Así pues, un documento de texto tendrá la extensión "TXT". Una fotografía puede tener varias extensiones, como "JPG", "GIF" o "TIF". El nombre y la extensión se separan por medio de un punto. Si un nombre de archivo tiene más de un punto, conviene recordar que sólo el último punto es el que cuenta a la hora de decidir la extensión.

El fichero que contenía el virus "I love you" se llamaba "LOVE_LETTER_FOR_YOU.TXT.vbs". Recordando lo explicado en el párrafo anterior, deberemos ignorar todos los puntos excepto el último. La extensión, por tanto, es "VBS". Son las siglas de Visual Basic Script, que corresponden a ficheros ejecutables bajo Windows. Dado que una carta de amor no acostumbra a ser un programa, resulta algo sospechoso, ¿no creen?

En definitiva, dado que no abrir todos los mensajes que nos llegan es una manera un tanto estúpida de evitar el contagio, lo mejor es examinar la extensión de los ficheros que traigan adjuntos. Si corresponden a archivos ejecutables, lo mejor será eliminar el mensaje. Extensiones a evitar son, por tanto, "EXE", "VBS", "VBE", "BAT, "COM", "WSH" o "JS".

Así que ya saben, luego no digan que no les he avisado.

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