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13 de Noviembre de 1999

¿De qué se acusa a Microsoft?

Llevamos ya más de un año con el juicio contra esta famosa compañía y, en general, no suelo encontrar en los medios mucha información comprensible que nos indique por qué se juzga realmente a Bill Gates y compañía. Así que voy a intentar resumir en qué consiste el problema y en qué afecta al mercado informático.

Microsoft tiene el monopolio del mercado de los sistemas operativos domésticos. Esto es una verdad absoluta. Y si no se lo creen, hagamos una prueba. A ver, que levanten la mano todos los que tengan un ordenador personal y no tengan instalado Windows. Quizá alguien entre la concurrencia sea un poco maquinillas y tenga instalado también Linux, pero ojo que digo "también". Windows lo tenemos todos. Sin embargo, no se le acusa por eso.

Recuerdo, en los tiempos ya lejanos del 91, como WordPerfect reinaba en el mercado de procesadores de texto. Todo aquel que tenía un ordenador tenía WordPerfect. Tenía, que ya sabemos que en España tener y comprar son palabras muy lejos de ser sinónimas. Entonces apareció Windows. Ahora ya mucha gente ignora incluso qué es un procesador de texto. Pero todos entendemos cuando dicen "Word". Venga, otra prueba, que todos los que tengan el Microsoft Word instalado levanten la mano. Puede que sean menos que antes, pero muy poco menos.

Recuerdo que cuando todavía había una lucha de igual a igual entre WordPerfect y Microsoft, directivos de la primera acusaron a la segunda de ocultar datos importantes a la hora de programar para el sistema operativo Windows. Eso (de ser cierta la acusación) les permitiría ser los únicos en poder aprovechar todos los recursos del mismo, lo que significa que siempre tendrían ventaja a la hora de desarrollar aplicaciones para su sistema.

Eso significa que se están aprovechando de su monopolio en sistemas operativos para crear otro al nivel de suites ofimáticas (¿alguien que tenga una suite y que no se llame Microsoft Office? ¿No? Vaya...). Sin embargo, a pesar de ser algo dado por hecho en ambientes informáticos, nunca llegó a estar suficientemente probado como para poder pasar a los juzgados.

Entonces Microsoft cometió su primer error grave. Despreció Internet. Todos los que tengan Windows 95 instalado en sus ordenadores recordarán un misterioso icono llamado "Instale Microsoft Network". Eso que animaban a instalar era una red paralela, una especie de Internet propiedad de la compañía. Lo que pasa es que nadie se lo instalaba porque, para conectarse a una red, estaba Internet. Y en aquellos momentos un programa tenía el monopolio de los navegadores de Internet: el Netscape Navigator. La versión 2.0 de Internet Explorer, que ofrecía Microsoft en aquel momento, era un programa simple y muy por debajo de su rival.

Hay que reconocer a Microsoft la rapidez con que reaccionó ante este fallo. Construyó un navegador que, a partir de su versión 4, igualó e incluso superó la calidad del producto de Netscape. Sin embargo, y para asegurarse de que barría a su rival, comenzó a utilizar recursos muy poco éticos y, lo que es peor para sus intereses, muy descarados.

Para entender hasta que punto es importante la inclusión del Explorer como parte indispensable de Wndows 98 hay que tener en cuenta el hecho de que, a pesar de su poca calidad, el Explorer 2 era una navegador muy utilizado. La única razón para ello es que venía de serie junto a Windows 95. Si se incluye junto al sistema operativo de Microsoft, como parte indispensable e imposible de eliminar, el Explorer 4, producto de gran calidad, ¿quién probaría el de su rival? Muy pocos, ciertamente. Netscape ha pasado de tener una cuota del 90% a ser utilizado por alrededor del 20% de los usuarios de Internet en la actualidad. Y en sólo cuatro años.

El fallo del juez Jackson considera probado que la inclusión del Explorer 4 en Windows 98 no era una innovación, sino un movimiento estratégico destinado a usar un monopolio, el de sistemas operativos, para crearse otro, el de Internet. Y, como es sabido, si hay algo que no hace un monopolio es innovar. No hay más que ver las escasas diferencias entre Windows 95 y 98 y las aún más pequeñas entre el Explorer 4 y el 5, lanzado al mercado este año.

Ahora sólo queda esperar que se ponga una condena a Microsoft o ésta pacte con el gobierno americano. En ambos casos se avecinan tiempos de cambio para la compañía de Redmond. Se barajan varias posibilidades que afectarían de forma distinta a los usuarios. El publicar el código fuente de Windows provocaría una avalancha de versiones del sistema operativo, provocando tanto una mejora sensible del mismo como la aparición de incompatibilidades entre dichas versiones. La partición de Microsoft en varias compañías seguramente no cambiaría gran cosa el panorama informático, a no ser que esas nuevas empresas tuvieran que rivalizar ente sí. La inclusión de Netscape en los futuros sistemas operativos de ventanas sería una golosina insignificante.

Es necesario que el monopolio acabe en un mercado tan crucial como es el informático en la actualidad. Vivimos en una sociedad en que la información está tomando progresivamente más importancia que las materias primas, la energía o la producción y es necesario que ninguna empresa tenga un papel tan predominante en este mercado como lo tiene Microsoft o lo tuvo, hace años, IBM. Nos jugamos más de lo que pensamos en la resolución que terminen tomando las autoridades norteamericanas.

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