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20 de Septiembre de 2000

El portero

Es esta película, esencialmente, un "western" de posguerra. Narra la llegada de un forastero solitario a un pueblo enfrentado y de cómo debe, al final, involucrarse en esa lucha. Sólo que en esta ocasión la pelea no es entre granjeros y vaqueros, sino entre maquis y guardia civil, y en el duelo del final no intervienen las pistolas disparando, sino los pies chutando penaltis. Para completar las similitudes, el médico del pueblo es un simpático borrachín, como si nos encontráramos en el Monument Valley de John Ford.

La dirección corre a cargo de Gonzalo Suárez, el de la maravillosa "Remando al viento". Para aquellos que hayan visto alguna película suya, conviene decir que ésta no tiene absolutamente nada que ver con lo que ha hecho hasta ahora. Por una vez ha optado por un guión razonablemente convencional y ha realizado una película razonablemente convencional, asequible para todos los públicos. Quizá su productor, el comercialísimo Andrés Vicente Gómez ("Torrente", "Airbag", "La niña de tus ojos"), haya tenido algo que ver.

Carmelo Gómez es el forastero, antiguo portero del Real Madrid, que se gana la vida apostando con los lugareños de cada pueblo que visita que parará sus disparos desde el punto fatídico. Como actor está tan bien como siempre, y su caracterización del portero antiguo, de gorra y jersey, se complementa con una preparación atlética notable. Los demás están correctos, con mención especial para el cura encarnado por Roberto Álvarez, actor al que desearía ver más a menudo. Quizá la nota negativa se encuentra en Antonio Resines, que ya empieza a aburrir repitiendo siempre el mismo papel, película tras película. Quien sea capaz de diferencia su interpretación en esta película de la que realiza en, por ejemplo, "La niña de tus ojos" recibirá como premio un caramelito a cuenta del que escribe estas líneas.

La historia está narrada en tono de comedia y es entretenida, sin más. Como en todas las películas que transcurren en esta época de nuestra historia, se incurre en cierto maniqueísmo. Eso sí, después de ver cosas como "La lengua de las mariposas" casi se agradece que, a pesar el malo y el cornudo y tramposo sean guardias civiles, al menos el cura sea "de los buenos". ¿Cuándo será el cine español mínimamente justo con esta institución? Por ahora parece que habrá que esperar al próximo milenio.

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